En
enero de 2002, un grupo de 200 familias ocupó terrenos lindantes
al riachuelo, en la zona de Villa Fiorito. En el aguante durante los primeros
intentos de desalojo, murió asesinada Soledad Corrales, de 15 años,
junto con un embarazo. La muerte de Soledad no fue la única en
el barrio ni es tampoco esta su única historia. Seis meses después
los habitantes del Soledad, como se llamó desde entonces el barrio,
obtuvieron la tenencia de las tierras, luego de cuatro desalojos que arrasaron
con lo que se levantaba una y otra vez apenas se retiraba la policía
y sus topadoras.
Soledad es también una metáfora para cada uno de los inhóspitos
y devastados lugares del mundo donde la gente lucha por salir adelante. |
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